Davao, la otra grande de Filipinas (ダバオ)

Divine Dance

Cuando aterricé en Davao City, la verdad es que lo hice sin saber lo que me iba a encontrar, todavía estoy descubriendo Filipinas, un país al que cada vez le encuentro más encanto, pero no conocía a nadie que hubiera venido a esta zona personalmente, solo sabía que esta ciudad es la pasarela a varias islas filipinas perdidas y paradisiacas, que eran mi objetivo final. Pero siendo la segunda ciudad más grande del país (ya que Quezón City, es parte del área metropolitana de Manila), merecía la pena explorarla por unos días.

Family in Davao

Esta ciudad, como muchas del sudeste asiático, está llena de contrastes, por un lado, encontramos familias viviendo de forma muy humilde en barriadas pobres, en muchas calles niños y no tan niños se acercarán a pedirnos dinero. Aunque personalmente no tuve ningún problema, recomiendo ser cauteloso con nuestras pertenencias, evidentemente, se nos verá a la legua que somos extranjeros, independientemente de nuestras vestimentas, color de piel o facciones, la gente en estos barrios se conoce, y captaremos las miradas de todos en cada esquina.

Niños de Davao

Por otro lado, encontramos oasis de lujo en diferentes puntos de la ciudad, representados por resorts normalmente regentados por europeos, creados para extranjeros o filipinos de alto nivel económico, emblemas del rapidísimo desarrollo del sector turístico que está viviendo la zona. Respecto al tráfico, aunque no hay tantos vehículos como en la capital filipina, sigue siendo caótico, así que si vais a moveros por la ciudad, a no ser que se pueda ir caminando, recomiendo hacerlo en taxi, son relativamente baratos y es lo más seguro. También hay jeepneys en Davao, pero esta vez no monté en ninguno, tenía demasiado poco tiempo como para perderme otra vez (como ya me pasó en Manila).

3 en moto, 2 sin casco

Sobre la vida nocturna, la ví más sana que en la capital, es decir, puedes salir con cara «extranjero despistado» por la noche sin que te hagan proposiciones deshonestas con frecuencia, por lo demás, precaución con nuestros bolsillos, con los locales a los que entramos y con los vehículos en las zonas de marcha ya que, bastantes más conductores de lo que estamos acostumbrados, es posible que lleven copas de más. Sobre la gente, la verdad es que muy abierta, llena de curiosidad por conocer otros países y muy amistosa.

Partying in Philippines

Yo salí solo por la noche a dar una vuelta y, en seguida, conocí a unas chicas muy simpáticas que me presentaron a sus amigas y, al final, nos juntamos un buen grupo. Al día siguiente fuimos a comer a un restaurante típico de la zona, la comida básicamente consistía en arroz, pinchos morunos, pollo, chorizo y longaniza fritos. Curiosamente muchos de estos platos (también los «callos», por ejemplo) conservan su nombre español. Como curiosidad y, para finalizar mi relato, comentar que estábamos comiendo y tras unos minutos usando los cubiertos, de repente, me dijeron: ¿David, te importa que comamos con las manos? y comenzamos todos a comer con las manos. Yo me puse perdido, pero ellas, cogiendo la comida sin problemas, se mancharon solo lo justo y necesario… ¡cuánto nos queda por aprender!… 🙂

Banquete en Davao

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