Una de playas dominicanas
Era de noche, y la temperatura era suave, pero la humedad me hacía sudar, tomé un poco más de ron del vaso… el frescor del hielo al rozar con mis labios me alivió momentáneamente… apuré hasta la última gota. Volví a dejar el vaso sobre la mesa y caminé hacia la playa, mis pies, al hundirse en la arena empapada sintieron una reconfortante sensación…
La música cambió, empezó a sonar una bachata, la fiesta enloqueció, solo estaba unos metros a mi espalda, pero por un momento yo me había sentido a solas con el mar. Era la Bachata en Fukuoka, un ritmo latino que hablaba de un beso con aroma nipón… no podía perderme esta canción…así que volví corriendo a bailar…
Hoy, como cada miércoles, me toca hablaros de mis aventuras fuera de Japón y, como ya ha comenzado el frío, me estaba acordando de que justo hace dos años por estas fechas, me encontraba dando mi primera vuelta al mundo express, que me llevaría, entre otros destinos, a República Dominicana, un lugar del que aún puedo sentir esa brisa cálida y el sabor a esas noche con sabor a ron.
Como todos sabemos una de las cosas que más nos atraen de este país y del Caribe en general, además de la calidez de su gente y el más que asequible precio del ron… es, sin duda, su costa y sus playas, así que hoy os traigo una de playas dominicanas, para que os trasladéis conmigo a la bella Quisqueya… un lugar paradisiaco. ¿Hace un bañito? 😉