El castillo de Fushimi Momoyama
Volviendo a mi sección de castillos japoneses, hoy voy a hablar de uno de esas fortalezas que la gente apenas conoce. Prácticamente olvidado desde el 2003 (año en el que se cerró al público el acceso al interior del edificio), su patio espera de forma silenciosa a ser visitado. Fui un día lluvioso y estuve allí completamente solo, con el graznido de los cuervos y el susurro de la historia en el viento.
El castillo de Fushimi Momoyama (伏見桃山城) recibe su nombre por su ubicación, Momoyama, una colina rodeada de naturaleza en el distrito de Fushimi en el sur de Kyoto (al igual que el conocido santuario de Fushimi Inari taisha). Para llegar hasta este lugar, solo tendréis que caminar desde la estación de Momoyama (imagen bajo estas líneas), en la línea Nara de JR. Es un trayecto de 11 minutos desde la estación de Kyoto que apenas nos costará 190円. Aquí tenéis la ubicación en Google Maps del lugar.
Aunque este castillo no suele estar en los habituales itinerarios de viaje, su importancia histórica es equiparable a muchos otros «castillos famosos» hasta el punto de que un periodo de la historia japonesa, lleva su nombre, el período Azuchi-Momoyama, que comienza en el 1568 y finaliza en el 1600 con la Batalla de Sekigahara. El nombre de esta etapa histórica se corresponde con el de los castillos de los principales personajes de aquel momento, Toyotomi Hideyoshi (que ordenó construir este) y Oda Nobunaga, que mandó construir el castillo de Azuchi.
Aunque parece una fortaleza, en realidad, fue construido como residencia de retiro de Hideyoshi, de hecho las salas más famosas eran la habitación para la ceremonia del té, que según se dice, estaba recubierta con hojas de oro, y las salas de reuniones para las charlas pacíficas con diplomáticos de otros países, mayoritariamente China. Desgraciadamente, un terremoto dañó gravemente el castillo en 1596, dos años después de que se finalizara su construcción, no obstante, fue rapidamente reconstruido y fue ya Mototada Torii, vasallo y fiel amigo de Tokugawa Ieyasu, el que lo gobernaría.
Precisamente la actuación de Mototada y la resistencia del castillo bajo su mando frente a las tropas del “ejército del Oeste” en Agosto de 1600, fue decisiva para que la historia japonesa tomara el rumbo que conocemos, tal y como explico en este artículo. Tras resistir el asedio de más de 40mil hombres durante 11 días, Mototada y sus últimos hombres se hicieron el seppuku entre las ruinas del castillo, que fue incendiado. Lo que vemos ahora es una fiel reconstrucción (con la diferencia que la infraestructura es de hormigón) de 1964.