Sidi Bou Said, Túnez en azul y blanco
La brisa, acompañada de una ola de mar que pareció sonar más fuerte que sus hermanas me devolvió al mundo real… levanté la mirada de mi cámara de fotos, y volvió a invadirme el blanco y el azul…tomé un poco más de café turco y miré a mis compañeros… todos estaban allí, sonriendo, tal y como los había dejado antes de ausentarme por unos segundos entre mis propios pensamientos, desordenados en mi cabeza, como los papeles en el escritorio de mi habitación…
Ya se que normalmente son los miércoles los días en los que comento este tipo de viajes, y hoy es jueves, sí… pero esta semana estoy a tope con mil cosas y no me ha dado tiempo, así que os hablaré hoy de Sidi Bou Said, un rincón de Túnez, que tuve la oportunidad de visitar durante el crucero por el mediterráneo que disfruté hace unas semanas gracias a Pullmantur y Minube.
Esta ciudad es bastante curiosa, ya que desde hace 90años, solo hay dos colores que la definen: el azul y el blanco, y todas las edificaciones de la ciudad mantienen esta armonía, que unidas al azul del mar hacen de esta ciudad toda una delicia visual. Esto unido a su clima privilegiado, hacen que este sea uno de los puntos más visitados y turísticos del país, convirtiéndose también esto en su principal desventaja.
No obstante, el perderse por sus calles, saliendo de los caminos principales, subir a las terrazas de las azoteas, hablar con la gente del lugar (más allá del regateo, se entiende 😉 ) o tomarte un café frente al mar no deja de tener un encanto muy especial. Sobretodo cuando notas que la brisa, además de a sal, sabe a risa y reencuentro…