Los que ya me conocéis, sabéis que Filipinas es un país que no me deja de sorprender, he ido cerca de una docena de ocasiones y no me canso. Al ser tantas islas distintas, y cada una con sus encantos propios no haces mas que descubrir rincones nuevos constantemente. Muchos ya los habréis en mi instagram y, los que no, os recomiendo echar un ojo a los enlaces de este post y las fotos que lo acompañan.
Si no os he hablado de estos viajes antes ha sido por falta de tiempo ya que, como véis, no puedo seguir escribiendo el blog con la periodicidad que me gustaría, pero ya sabéis que os mantengo informados por twitter. Prometo escribir sobre cada estos destinos más adelante. Será un miércoles como hoy, que es cuando hablo de mis aventuras fuera de Japón.
Sé que es raro que le dedique una entrada de mi blog a un animal, pero este caso es una excepción, ya que es hablaré de uno muy especial que no se ve todo los días. Se trata del tarsero (o tarsier), un tipo de primate insectívoro de diminutas dimensiones (en comparación con el resto de primates) que solo se encuentra en unos pocos países del sudeste asiático (concretamente, la isla de Borneo algunas zonas de Indonesia y la isla de Bohol, en Filipinas.
Curiosamente en japonés a este animal se le llama Meganezaru (メガネザル), que literalmente traducido sería el «mono de las gafas» por la forma y desarrollo de sus globos oculares. Aunque a mí la parte de su cuerpo que me llama más la atención son sus manos y pies alargados con esos dedos tan hábiles y huesudos que tanto nos pueden recordar al ser humano. También me llamó la atención su larga cola que puede alcanzar los 27 centímetros (en relación con los escasos 15 o 16 centímetros que puede llegar a medir el cuerpecito de un ejemplar adulto)
Un tarsero echándose una siestecita a la sombra
Es una especie que, aunque aún no está en peligro de extinción, es cada vez más escasa, por lo que, además de los que están en total libertad, hay varios ejemplares en pequeños espacios naturales (como parques). Como es difícil verlos en libertad, lo más fácil es acercarse a este tipo de «parques» que se han convertido en unas de las mayores atracciones turísticas de la isla. Para finalizar, comentar que, aunque puedan parecer muy lindos, no los consideraría como mascotas, ya que en cautividad acaban muriéndose y, además, históricamente (en algunas áreas) se les consideraba animales malévolos o de mal agüero, así que por algo será…
Hoy, como cada miércoles, hablo de mis aventuras fuera de Japón, y, como hace unas semanas os hablé de cómo llegamos a la isla de Bohol en nuestro viaje a Filipinas durante el año nuevo chino, hoy me gustaría retomar la historia y comentar una de nuestras expediciones por la isla. Ese día lo planificamos para visitar varias playas de la zona, y en nuestro hostal nos avisaron de que si madrugábamos, de camino a la isla de Balicasag (uno de los lugares que queríamos visitar) podríamos avistar delfines en su hábitat. Así que no nos lo pensamos dos veces y decidimos hacerlo de esa forma.
Tras un camino en coche hasta la costa, llegamos a la barca al amanecer, y tal y como nos prometieron, de camino a la isla pudimos ver los delfines muy de cerca. Siempre es bonito ver animales tan lindos, pero la sensación que me quedó fue un tanto agridulce. Las hileras de pequeñas embarcaciones en algunos casos perseguían y «acorralaban» a los delfines para que la gente pudiera verlos más claramente, y me dió la sensación de que, aunque estaban en su propio hábitat natural, no eran libres.
Si esto está sucediendo ahora que todavía este sitio no es tan popular como otros destinos turísticos de la zona, me dió por preguntarme que sucedería dentro de unos años, cuando empiece a estar masificado… ¿vosotros qué opináis?
Aunque suelen ser los miércoles cuando hablo de mis aventuras fuera de Japón, como ayer fue festivo y anduve un poco perdido (los que me seguís, ya lo sabéis por mi Twitter), he decidido hacer una excepción y continuar hablando hoy de mis viajes por Filipinas, concretamente de la ruta que hice durante el último año nuevo chino. Hoy centraré mi artículo en la isla de Bohol, pero, para seguir un orden mínimamente cronológico, os comentaré, previamente aterrizamos en Manila y apenas pasamos una noche en la capital filipina ya que al día siguiente por la mañana tomamos un vuelo hacia Cebú.
Una turista china con mariposas sobre su cabeza en un Butterfly garden de Bohol 🙂
Una vez allí tomamos un ferry hacia Tagbilaran, la capital boholana (hay vuelos directos a ella desde Manila pero buscamos en Momondo y vimos que, en ese época del año, se subían de presupuesto). Hay varios tipos de embarcaciones y nuestra idea era tomar una de las rápidas, que apenas tarda dos horas, pero debido a retrasos en los vuelos llegamos tarde para coger la última y tuvimos que tomar el barco nocturno, que tarda 5 horas, eso sí tienes la oportunidad de ir en cama a un precio módico, no obstante aún en el pasaje de primera clase viajábamos en un espacio diáfano que albergaba varias decenas de literas, es decir, compartimos «camarote» con un centenar de filipinos, tal y como comenté en esta foto de mi instagram.
Un grupo de niñas boholanas sonríe al vernos ataviados con cámaras frente a la panadería de su barrio en Tagbilaran
La experiencia fue bastante curiosa, de hecho, conocí a un par de chicas filipinas en el viaje con las que aún tengo contacto, pero llegamos bastante tarde a Tagbilaran, y nos acostamos. Esta ciudad no es muy grande, pero es muy acogedora, merece destacar la simpatía de los boholanos, que me parecieron más alegres (incluso) que los filipinos de Manila o Palawan, así que fue el cuartel general ideal para nuestras excursiones por la isla. Posiblemente el lugar a visitar más popular sean las «Colinas de Chocolate«, denominadas así por su caprichosa forma y original color, pero que no es lo único que podemos disfrutar.
De hecho, si me preguntárais, me sería muy difícil concretar qué fue lo que más me gustó, porque esta isla tiene de todo: flora (desde zonas de espesa vegetación a playas paradisiacas), fauna (desde delfines hasta tarsier – en castellano, tarsero -, una especie de primate enano que se da en muy pocos lugares del planeta) e historia (catedrales, torreones, fortalezas y otros edificios coloniales). Ya os hablaré más detenidamente de cada cosa, pero de momento, espero que este artículo y las fotografías que lo acompañan, os haya servido para dejaros la miel en los labios.
El Tarsero es una especie muy especial de primate que se dá en esta isla
Hoy, como cada miércoles, «escapamos» de Japón para hablar de otros destinos. Esta vez de unos los rincones que más popularidad están ganando en Filipinas: El Nido, en la zona norte de la isla de Palawan, cuya capital es Puerto Princesa y, precisamente, hoy hablaré de las opciones que tenemos para ir de Puerto Princesa a El Nido. Yo, cuando estuve allí la última vez, probé una modalidad a la ida y otra a la vuelta, así que estos casos los comentaré desde mi punto de vista personal.
Me gustaría aclarar que, aunque yo solo hablaré en este post de las opciones para llegar desde Puerto Princesa, es decir, por tierra (que quizá sea la forma más económica), se puede llegar a El Nidodirectamente desde otras islas también por mar (desde Corón o desde la capital del país, con compañías como Atienza Shipping Lines o San Nicolas, por ejemplo) y o por aire, directamente en avioneta (por ejemplo, desde aeropuertos como el de Cebú o el de Manila), opción que escogió mi buen amigo Alberto:
Desde Puerto Princesa, solo se puede llegar por tierra y se tienen dos opciones principales: las furgonetas y el bus de línea. Cuando lleguemos al aeropuerto de Puerto Princesa, los servicios privados que pululan por la zona nos empezarán a intentar convencer de que vayamos en furgoneta con todo tipo de estratagemas (y algunos embustes): que si es más cómodo, que si salen antes, que si tardan la mitad, que si el precio apenas cambia… y esta es una de las razones que me llevaron a escribir este post. No os dejéis engañar, yo fui en furgoneta y volví en autobús y he aquí mi reflexión:
A. LAS FURGONETAS: Aunque te digan lo contrario, las furgonetas privadas no salen constantemente, salen cuando se llenan y normalmente justo después de aterrizados los vuelos, es decir, que si no la coges inmediatamente, después te toca esperar unas horas. Los precios rondan los 600 o 700 pesos por persona (hágase click sobre las cantidades para calcular el cambio actual en Euros) y suelen ir 9-10 personas. Vas apretado, ya que las furgonetas van llenas (incluso los asientos plegables) y encima hay que transportar el equipaje de todas esas personas. Para colmo, solo unos pocos tienen acceso al control del aire acondicionado, el techo es bajo (no olvidemos que es una furgoneta) y los respaldos son bastante incómodos. El trayecto dura algo más de 5 horas.
B. LOS BUSES: En un principio puede dar más pereza tomarlos porque desde el aeropuerto tienes que ir a la terminal de San José, pero yo, personalmente, es la opción que cogería. Los precios son de 250pesos los buses sin aire acondicionado y de 483pesos (por persona) los que van con aire acondicionado, pero, más allá de la diferencia económica, el viaje no tiene comparación. Para empezar, nadie te acosa ni te intenta «vender la moto» (bueno la furgoneta en este caso) muchas veces falsificando datos o exagerándolos. Las malestas van abajo (no molestan), los asientos son cómodos (y reclinables), el techo está mucho más alto, tienes el control del aire acondicionado sobre tu plaza y (en la mayoría de los casos) el autobús va prácticamente vacío por lo que tienes bastante espacio, (yo fui en dos asientos para mí solo). Y, además… ¡te ponen pelis! XD
El trayecto en autobús es de unas 6 horas, por lo que, en realidad, solo tarda 45-60minutos más que la furgoneta y tras haber realizado un viaje mucho más placentero y, encima, más barato. Por supuesto, esto es solo mi opinión (habiendo tenido la experiencia de ambas modalidades), pero me encantaría conocer vuestro punto de vista u otras experiencias que podáis aportar. Por cierto, no olvidéis sacar dinero con antelación que ¡¡en El Nido no hay cajeros!!
Como ya sabéis, los post de los miércoles están reservados a mis aventuras fuera de Japón. Así que… ¡qué mejor día que hoy para compartir con vosotros mis planes para mis vacaciones de año nuevo chino! (que comienzan mañana). Creo que tras haber leído el título no queda mucho que decir, efectivamente, viajo de nuevo a Filipinas. En este mapa podéis ver el recorrido que tengo planeado para los próximos 10 días:
Para terminar, os dejo un pequeño vídeo que grabé otra de las veces que fui al archipiélago filipino y me refugié en una isla perdida de la bahía de Davao. Así entenderéis mejor la causa que me lleva a querer regresar con tantas ganas. 😉
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