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Ruta Nakasendo

Magome (馬籠宿)

Magome

Continuando con mis aventuras por los Alpes Japoneses siguiendo una parte de la antigua ruta Nakasendo, hoy os hablaré de Magome. Lugar al que llegamos tras recorrer un camino de unos 8Kms desde Tsumago. Aunque si quieres saber cómo empezó esta aventura, puedes empezar a leerla desde aquí.

Tajima-ya (但馬屋) Este fue el lugar donde nos alojamos: el Tajima-ya

Como llegamos cuando ya había anochecido y estábamos cansados de la caminata, lo único que hicimos nada más llegar fue bañarnos, cenar y acostarnos pronto para aprovechar el día siguiente al máximo. Con el amanecer, y tras un generoso desayuno, salimos a recorrer la ciudad y de nuevo nos encontramos con un mágico lugar que se había detenido en el tiempo y en el que cada edificación te invitaba a quedarte mirando boquiabierto.

Magome-juku

Me dió la sensación de que aquí había más gente y más vida que en otros lugares en los que habíamos estado. Se veía más movimiento de gente tanto local (abuelitos, colegialas, etc) como de visitantes (la mayoría, japoneses). Las tiendas, no tenían desperdicio, además la gran mayoría de los objetos y hasta los dulces típicos del lugar están hechos artesanalmente y podías ver parte del proceso durante el paseo.

道ゆおやき

Visitamos también un templo y unas tumbas que había en los alrededores. También visitamos la ubicación donde hace más de 400 años estuvo el Castillo de Magome (del que no queda ya casi nada). Estas visitas de los alrededores del pueblo, no eran nada espectacular en sí, pero eran los paisajes los que tomaban el testigo de la espectacularidad y nos recordaban por qué el otoño es una de las mejores épocas para venir a Japón.

Japanese Autumn

Tras la comida y un último paseo, recogimos el equipaje y tomamos el autobús que nos llevaría a Nakatsugawa, (que cuesta 540yenes por persona y cuyo horario podéis consultar aquí). Nuestra aventura alpina daba a su fín y nos dirigiríamos a descubrir otro rincón mágico de Japón: Matsumoto. Como anécdota, comentar que, cuando el autobús apareció en la curva junto a la parada, comenzó a llover, como si las montañas se despidieran de nosotros, o quizá pidiéndonos que volvamos a descubrir los otros muchos lugares mágicos que encierran…

Rueda de Molino

Caminante, no hay camino…

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Hoy voy a seguir con el relato de mi aventura por los Alpes Japoneses siguiendo la ruta Nakasendo con este verso de Machado: caminante, no hay camino… y es que hoy hablaré como, tras haber visitado Nagiso (incluyendo su feria de artesanía) y Tsumago, iniciamos nuestra caminata hacia Magome. Aquí tenéis un trazo de la ruta que hicimos en GMaps.

Follow the path

Los aproximadamente 8Kms que separan ambas poblaciones son fáciles d recorrer, no requieren de preparación previa, ni entrañan dificultad. Tampoco tienen cuestas imposibles ni tramos «rompe-piernas», pero es bastante heterogéneo, hay partes asfaltadas, otras adoquinadas, otras son un sendero de barro entre los árboles… Yo recomiendo hacerlos con tranquilidad, tomándonos nuestro tiempo para hacer fotos. El camino está bien señalizado y es difícil perderse, pero a veces las señales están escritas en japonés en piedras al borde del camino, así que debemos estar atentos.

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Para los que estéis menos acostumbrados o no tengáis un equipaje adecuado para el senderismo (por ejemplo maleta de ruedas en vez de macuto) hay un servicio de envío de maletas entre Tsumago y Magome, que cobra 500yenes por pieza, pero tendréis que llegar al otro extremo antes de cierta hora ya que si no cierran el centro de recepción de viajeros y no podréis recuperar vuestras pertenencias hasta el día siguiente. Podéis consultar más datos a este respecto en la oficina de información del lugar donde os encontréis.

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Nosotros tardamos casi 3 horas en hacer el recorrido, pero andamos tranquilamente, no escatimamos en tiempo a la hora de hacer y nos paramos en varias ocasiones para hablar con otros caminantes y algunos lugareños, ya que por el camino pasamos por pequeñísimas aldeas y pedanías o simplemente casas aisladas cuyos moradores vendían los frutos de sus cultivos o el fruto del trabajo de sus propias manos.

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En otros casos te encontrabas en un espeso bosque en el que apenas algunos rayos de luz te dejaban descubrir el colorido de los árboles. Y así, guiados por los contrastes y mientras el sol se retiraba, finalmente llegamos a Magome, el siguiente capítulo de esta aventura… 😉

Llegando a Magome

¡¡ Feliz fin de semana a todos !!

Tsumago (妻籠宿)

Tablón de anuncios de Tsumago

Para comenzar la semana, retomaré la historia de mi escapada del mes pasado a los Alpes Japoneses en la que estuvimos siguiendo una parte de la antigua ruta Nakasendo. Tal y como os comentaba en el anterior capítulo de mi crónica (podéis recordarlo aquí), cuando llegamos a Tsumago, el lugar del que os voy a hablar hoy, ya era de noche. Aunque no era muy tarde (cerca de las siete y media de la tarde) estábamos bastante cansados y estaba muy oscuro, así que fuimos directamente al Ryokan (alojamiento tradicional japonés).

Farolillo de Tsumago

Una vez allí, cenamos tranquilamente y tras relajarnos en el ofuro (este tipo de alojamientos, en vez de ducha y baño en la habitación tienen una terma que comparten entre los huéspedes) caímos rendidos en el futón, el día anterior había sido muy intenso y habíamos madrugado bastante, así que era el momento de recuperar energías y las horas de sueño. El día siguiente nos recibiría con un precioso cielo azul y nos descubrió las calles de este tradicional pueblito entre las montañas.

松代屋
Dos señoras pasan frente al Ryokan Matsushiro-ya, con más de 140 años
de hospitalidad a sus espaldas, el lugar que elegimos para alojarnos en Tsumago.

Este lugar es bastante turístico y vive del turismo. Aunque era lunes, y no se veía mucha gente joven, había muchos visitantes, incluso nos encontramos alguna que otra pareja europea, aunque la mayoría de los turistas que vimos en la zona eran japoneses jubilados que paseaban calle arriba y calle abajo hablando de la pureza del aire, las vistas, el colorido de las hojas y, como no, de los omiyage que estaban eligiendo en diferentes las tiendas para llevar en su camino de vuelta.

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Este lugar tiene diversos alojamientos, unos pocos restaurantes, alguna que otra cafetería y, sobretodo, muchas tiendas de artesanía y recuerdos, pero su belleza reside en sus calles y en sus edificios tradicionales, así que, ya que habíamos venido hasta aquí, decidimos disfrutar el sitio tranquilamente (lo recomiendo, venir aquí con prisas no tiene mucho sentido). Además, como andar hasta el siguiente hito en nuestra ruta solo nos iba a llevar unas tres horas, decidimos dejar el equipaje en el ryokan y pasear por la zona durante la mañana. Ya iniciaríamos la ruta tras el almuerzo.

Calles de Tsumago

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Tsumago shops

Pasear entre las calles y las tiendas fue todo una experiencia, el lugar no tiene desperdicio. Cada rincón era una curiosidad, cada esquina que doblabas te descubría un nuevo contraste de colores. Las vistas desde las colinas de los alrededores de la localidad parecían sacadas de un cuento de hadas (japonés, eso sí) 😛 . Ya os las enseñaré cuando hable de las ruinas del castillo de Tsumago. El caso es que las horas se nos pasaron volando y decidimos comer algo y volver al ryokan a recoger nuestras cosas.

Molino

Amazing Tsumago!

Nos informaron de que había un servicio de envío de equipaje hasta Magome de 500yenes por bulto para hacer la caminata sin carga, pero nos pareció un poco «farsa» hacer una marcha de senderismo sin los macutos. Así que volvimos a por ellos y nos dispusimos a iniciar la marcha… podéis leer el siguiente capítulo de esta aventura pulsando aquí. 😉

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Nagiso (南木曽)

Nagiso Station
La pequeña estación de Nagiso parece emerger de entre las montañas

Hoy voy a empezar con el relato de mi escapada por los Alpes Japoneses, siguiendo la ruta Nakasendo. Empezaré por nuestro punto de partida, Nagiso (南木曽), una pequeña ciudad de la prefectura de Nagano, a la que llegamos en tren desde Nagoya (con un breve transbordo en Nakatsugawa). Nada más llegar, dejamos el equipaje en las taquillas, ya que nuestra idea era ir inmediatamente a Hogami (保神), una pequeña pedanía en las montañas en la que se celebraba una feria de artesanía en madera (el Rokuro Matsuri) que es muy típico de la zona y, además no suelen ir extranjeros, de hecho, no vimos ninguno, pero a decir verdad, tampoco muchos japoneses ya que es un lugar muy pequeño, pero muy bonito.

Hogami

Para llegar a este lugar cogimos un autobús que parte junto a la estación (vale 300yenes por persona y aquí tenéis los horarios). Es el mismo que podríamos usar para llegar a Tsumago, solo que nosotros lo cogimos hasta el final de la línea, dejamos Tsumago atrás y empezamos a subir entre las montañas. Tuvimos mucha suerte, porque nos hizo un día muy bueno: cielo despejado, ni frío ni calor, y las vistas, según subíamos, sencillamente impresionantes:

Otoño 2012

Finalmente llegamos arriba, el pueblo apenas era una calle en las que las tiendas tenían unos telones rojos y blancos anunciando que exponían su artesanía. También había puestos de comida y pequeños talleres donde te enseñaban la forma tradicional nipona de trabajar la madera, que es la que siguen usando en la zona, ya que aquí todo es tetsukuri (手作り), es decir, hecho a mano:

作り方

Al parecer, este lugar vive de esto, mayormente de la madera (según nos contaron gente de todo el archipiélago nipón viene aquí a comprar obras únicas), pero también de la agricultura, así que estuvimos probando diferentes productos de la tierra, yo acabé comprando, encurtidos, amazake (un tipo de sake japonés muy dulce) y manzanas, que las de esta zona son famosas en todo el país.

Japanese snacks
Aunque estos snacks estaban buenísimos al final acabé comprando encurtidos

Tsukemono
Eso sí, antes de decidirme por cuales probé muchos tipos XD

しなのりんご
También compramos manzanas que nos vinieron genial para después
reponer fuerzas durante la caminata por la montaña

Les encantó que unos «forasteros» se dejasen caer por allí, sobre todo cuando la mayoría de los extranjeros se quedan abajo y no suelen pasar de Tsumago (para iniciar desde allí la ruta de senderismo). En todos los sitios que visitamos fueron muy hospitalarios con nosotros. De hecho, en una pequeña tienda cuya especialidad eran los palillos para comer (o-hashi), la dueña nos sacó unos onigiri caseros para que comiéramos algo, ya que en esa zona no hay ningún restaurante.

Chopsticks shop

El bus de vuelta pasaba cada 2 horas y el último regresaba a la estación de Nagiso a las 18, así que estuvimos atentos y lo tomamos. Tras regresar a la estación, cogimos nuestras mochilas y andamos unos 2 Kilómetros hasta Tsumago, cuando llegamos ya era noche cerrada. Si quieres leer el siguiente capítulo de esta aventura, puedes hacerlo pulsando aquí. 😉

ハチミツ

La ruta Nakasendō (中山道)

中山道

Aunque los miércoles suelo hablar de mis aventuras fuera de Japón, hoy haré una excepción ya que llevo unos días sin actualizar el blog y, en este post, quería compartir la causa de esta ausencia y es que, tal y como he ido comentando en mi twitter, llevo unos días perdido por los Alpes Japoneses, esta vez realizando una pequeña parte de la ruta Nakasendō (中山道), de la cual me gustaría hablar hoy.

Nakasendo
Ya dí un adelanto de esta foto en Instagram

Esta ruta, también conocida como Kisokaidō (木曾街道) fue una de las dos rutas principales que durante los siglos XVII al XIX, unían Edo (la antigua Tokyo) con Kyoto y también era consideraba una de las Gokaidō (cinco rutas principales del país durante el periodo Edo). Como su nombre indica: Naka (中, que significa centro, medio, mitad, en medio, etc.) Sen (山, que significa montaña) (道, que significa camino o ruta), se trataba de una ruta que atravesaba las montañas en contraste con la Tōkaidō (東海道, ruta del mar del este), que seguía el litoral este de la isla de Honshu (de ahí el nombre) y que, curiosamente, es un trazado similar al que siguen las actuales líneas de alta velocidad ferroviarias japonesas (Shinkansen) entre las ya mencionadas ciudades.

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En mi caso hice un breve tramo de 9Kms de la ruta, comenzando desde Nagiso, en la prefectura de Nagano (donde llegué utilizando JR), pasando por Tsumago-juku y finalizando en Magome-juku, donde tomé un bus que me llevaría a la estación de tren de Nakatsugawa (prefectura de Gifu) para continuar mi camino hacia Matsumoto (ya os hablaré de todos estos lugares más detenidamente, de momento aquí os dejo un trazo de la ruta en Google Maps). En mi opinión esta es la mejor época del año para hacerla (primera semana de Noviembre) ya que, aún no hace mucho frío (aunque hay que ir abrigado, sobretodo cuando se va el sol) y el paisaje es precioso con sus tonos dorados y rojizos debido al Kouyou.

Eishoji

Esta parte de la ruta está muy preparado para el visitante ya que es muy popular, algunos fragmentos están asfaltados (más que nada porque corresponden con carreteras o pasos por poblaciones) o adoquinados, hay indicaciones cada cierto tiempo (para impedir que nos perdamos), y hasta encontraremos algún que otro servicio públicos y campanas preparadas para ahuyentar a los osos que habitan aquellos bosques.

Bear Bell

En general, cualquiera puede hacer este camino aunque no se tenga ninguna preparación previa en senderismo o montaña. Se tarda unas 2,5-3horas (yo, por lo menos, tardé ese tiempo llevando un macuto y sin escatimar a la hora de hacer fotografías durante el camino. Podéis leer una crónica más detallada de lo que hice comenzando con este artículo. Espero que os haga sentir como si caminárais conmigo. 😉

Kakis

Si queréis viajar conmigo y visitar Japón incluyendo la ruta Nakasendo echad un ojo a estos viajes.