Como hago siempre, el último artículo del blog de cada año hablo de un elemento del año nuevo japonés, esta vez hablaré del Osouji (大掃除), una limpieza intensiva de la casa que se hace los últimos días del año en la que se limpia más a fondo que la limpieza que se hace habitualmente. De hecho el prefijo O (大) de la palabra Osouji, significa grande, por lo que podríamos traducir literalmente como «Gran limpieza».
Esta costumbre no es solo una medida de higiene, si no que también simboliza el desprenderse de todo aquello negativo (representado por la suciedad) y empezar el año nuevo de una manera positiva (de una forma limpia y ordenada). Algo así como la simbología de «quemar» todo lo malo que se hace en el Nara Yamayaki. Esta tradición no se desarrolla solo en las casas, también se lleva a cabo (de forma colaborativa) en oficinas, laboratorios, escuelas y lugares de trabajo.
Antes de despedirme, me gustaría recordar otros elementos del año nuevo japonés que he ido comentando en años anteriores:
Ya dije hace tiempo que el mes de Noviembre era una de las mejores fechas para ir a Japón, no solo por el kouyou y el momiji, si no por que es el mes del Shichi Go San, una celebración en la que los grandes protagonistas son los niños, ya que se celebran distintas etapas de su crecimiento y se pide por su seguridad para que sigan creciendo de forma saludable. El nombre de este festival significa literalmente “siete-cinco-tres”, ya que lo celebran los niños de tres y cinco años, y las niñas de tres y siete años.
Aunque el día de referencia para esta celebración es el 15 de Noviembre, al no ser un día festivo en el calendario, cada familia lo celebra cuando mejor le conviene dentro del mes, mayoritariamente fines de semana, pero hoy por ejemplo, que es martes, hemos visto un par de niños celebrándolo en el Yohashira Jinja de Matsumoto. Las familias (normalmente padres y abuelos) acompañan a los niños a un templo o santuario donde son bendecidos y, a continuación, se hacen fotos con los familiares.
También es una ocasión especial porque, para estos niños y niñas es la primera vez que vestirán de la forma tradicional japonesa: en el caso de los chiquillos, hakama (una especie de pantalones largos con pliegues que llevaban antiguamente los nobles y samurais) y haori y en el caso de las niñas, coloridos kimonos llenos de detalles. De alguna forma (y salvando las diferencias) este rito me recuerda al de la primera comunión en la iglesia católica.
Véase la cantidad de detalles de la parte de atrás del kimono
No obstante, cada vez se ven más niños (aunque siguen siendo minoría) que visten con ropa occidental elegante para esta ocasión en vez de vestir la ropa tradicional japonesa, ya que es una alternativa mucho más económica, aunque yo creo que también influyen tendencias de moda. Por supuesto, yo soy partidario de la continuidad de los hakamas y los kimonos. En esta otra imagen bajo estas líneas, en la que una niña de 7 años que acaba de celebrar su Shichi-go-san reza junto a su hermano en un altar shinto de Sendai, también podemos ver cómo es la indumentaria desde atrás:
Si os fijáis, en las fotografías que acompañan este artículo, varios de los niños sujetan una bolsa alargada, pues bien, esta bolsa lleva por fuera el nombre del templo donde se ha realizado la ceremonia (que tan solo dura unos minutos) y, frecuentemente pero no siempre, ilustraciones con grullas y tortugas (que evocan longevidad). En su interior, encontramos el Chitose-Ame (el caramelo de los mil años), una dulce recompensa para el niño que hace referencia al deseo de que tenga una larga vida.
Dos niños portan su bolsa del Chitose-ame tras su ceremonia
Para acabar, simplemente comentar que, aunque esta celebración tiene sus preludios en el periodo Heian (794-1185), hasta la era Meiji (1868-1912) no se instauró tal y como la conocemos ahora. Y ahora sí, antes de despedirme, os dejo con esta simpática foto que tomé hace apenas unos días de dos hermanos realizando la ceremonia en el santuario de Shiratama (que está justo en frente del castillo de Osaka).
El Sumadera (須磨寺) es un templo que hay en el área de Suma, en Kobe, donde está también la playa que lleva el mismo nombre. Es bastante grande y bastante peculiar ya que junta muchos elementos diferentes. Aunque parece muy nuevo, su fundación inicial fue en el año 886, pero debido al terremoto de 1995, se ha ido renovando desde entonces, de hecho, algunas áreas tienen menos de 5 años de antigüedad
Uno de las temáticas principales del templo gira en torno a la batalla de Ichinotani, durante las guerras Genpei, de las que ya os hablé brevemente cuando escribí sobre el cantar de los Guerreros Heike. Lo más espectacular de esta batalla entre el clan Taira y el clan Minamoto, fue que estos últimos consiguieron descender con su caballería las escarpadas montañas que protegían la retaguardia al clan opositor, cogiendo a sus enemigos por sorpresa en tres frentes distintos.
De hecho, nada más entrar al recinto veremos otra de las escenas legendarias de esa batalla, en la que tras la dispersión del ejercito de su clan, Taira no Atsumori intenta escapar por la playa hasta que Kumagai Naozane le descubre y le llama y, agitando su abanico, le ordena que se vuelva para luchar (algo que también se ve en este grabado).
Naozane, que era un guerrero experimentado venció con facilidad a Atsumori y, cuando se disponía a decapitarle descubrió que era un noble de alto rango muy joven (apenas un adolescente) que le recordaba a su hijo, por lo que pensó en dejarle con vida. No obstante, otros guerreros ya estaban cerca y, aunque dejara ir al joven, le hubieran matado igual, así que decide decapitarle y guardar su cabeza y su flauta que son algunas de las reliquias que aún permanecen en este templo.
No obstante, como os decía al principio, este templo mezcla varios elementos que no tienen mucho que ver entre sí, además de esta batalla, encontraremos alegorías a los Siete Dioses de la fortuna (bajo estas líneas veréis una estatua de uno de ellos: Fukurokuju), a los peregrinos y los niños (por eso veréis varios Warabe Jizo), a la ruta de los 88 templos de Shikoku y hasta capillas dedicadas dedicadas a varios célebres poetas del Japón clásico que dedicaron parte de su obra a este área.
Aunque no considero imprescindible la visita de este templo, os recomiendo que, si pasáis por esta zona y tenéis tiempo, os acerquéis y le echéis unas horas para recorrerlo prestando atención en los detalles, ya que está lleno de simbología. Aunque algunas cosas os parecerán artificiales, muchas otras os llamarán la atención (de hecho bajo este párrafo veréis algunas). Además, la entrada el recinto es gratuita. Aquí os dejo la web oficial del templo en inglés y su ubicación en Google Maps.
PAra finalizar aquí os dejo algunas (de las muchas) cosas curiosas que se pueden encontrar en el templo:
A este habitáculo se le podía dar vueltas
Curiosa imagen, que parece más del sudeste asiático que de Japón
Ryokan y Minshuku son los alojamientos tradicionales japoneses y, aunque los más antiguos datan de la edad media japonesa, su desarrollo principal fue a partir de la decisión de Tokugawa Ieyasu de mover la capital de Kyoto a Edo (la actual Tokyo), ya que este cambio provocó un gran trasiego no solo de poderes, si no también de personas y mercancías entre las dos ciudades, un trasiego que aún continua, aunque de forma muy distinta. Este tráfico se concentró en dos grandes rutas, una que iba entre las montañas (la ruta Nakasendō) y otra que iba siguiendo el litoral oriental de la isla de Honshu (la ruta Tōkaidō que es la que, más o menos, sigue actualmente el Shinkansen). Es por eso que en estas rutas (mayormente, aunque también en muchas otras) empiezan a surgir estos establecimientos para cubrir la demanda de hospedaje de los viajeros.
Mapa con la ruta Nakasendō (en azul) y la ruta Tōkaidō (en rojo).
Hay diversos tipos de alojamientos de este estilo, los hay perdidos en la naturaleza, pero también los hay en las ciudades japonesas más grandes. No obstante, tienen una serie de puntos en común que los definen: – Hay que descalzarse a la entrada, dentro de ellos solo se puede ir descalzo o con surippa. – La ropa de calle se usa para entrar y salir, en el interior del alojamiento se viste un yukata. – El suelo de las habitaciones es de tatami y en general, siguen la estructura de una casa tradicional japonesa. – Se duerme en futones y no en camas. – Es un lugar preparado para el descanso por lo que la limpieza y el silencio son dos factores esenciales. – En los alojamientos realmente tradicionales, el baño (que son similares a este que grabé en este vídeo) es compartido entre los huéspedes, aunque algunos se han adaptado al turismo extranjero y han habilitado habitaciones con duchas privadas.
Pequeño baño tradicional en un Minshuku de los Alpes Japoneses
Tradicionalmente, al ser un lugar para que pernoctaran los viajeros, solo se ofrecía la posibilidad quedarse en régimen de media pensión (incluyendo también la cena y el desayuno), aunque actualmente muchos también ofrecen la posibilidad de «Alojamiento y desayuno» o «solo alojamiento». No obstante, recomiendo disfrutar la comida de este tipo de sitios, es un pequeño lujo que tenemos que darnos y así probar la comida tradicional japonesa preparada de la manera más cuidada.
Cena tradicional japonesa (de invierno) en este tipo de alojamientos
Para finalizar me gustaría indicar la principal diferencia entre Ryokan y Minshuku. Yo al principio pensé que la única distinción era el tamaño, pero me desconcertó que después fui a pequeños ryokanes urbanos y minshuku bastante grandes de varias plantas, así que la última vez que me hospedé en uno de ellos, pregunté al dueño. No contento con su respuesta, volví a preguntar en otro alojamiento similar y la respuesta fue la misma, por último en una oficina de turismo lo volvieron a corroborar: la diferencia es que en el ryokan te preparan los futones en el momento de ir a dormir y en el minshuku no, has de preparartelos tu mismo. ¿Extraña respuesta, verdad? Supongo que ahora entendéis la causa por la que pregunté en varias ocasiones.
Futones, almohadas y edredones en el armario de un Minshuku
Si te pones a pensarlo, tiene su lógica, ya que los minshuku surgen por la necesidad de alojamientos en pequeñas poblaciones en las que no había ryokanes (o en las que estos no daban a basto para cubrir la demanda de viajeros) y, en realidad eran casas familiares que alquilaban sus habitaciones libres (por noches) a los viajeros. Antiguamente también había diferencia en la calidad y cantidad de comida que se servía (la del minshuku era más humilde), pero actualmente es más difícil emplear este factor como elemento de distinción.
Hoy, tal y como he hecho en años anteriores, os voy a hablar de algo típico del año nuevo japonés. Esta vez me gustaría hablar del Oseibo (お歳暮), unos obsequios que se dan durante estas fechas a las personas más cercanas o que más te han ayudado durante el año. Suelen ser regalos útiles y que se sabe que el receptor va a consumir (cerveza, vinos, licor, café, tés, alimentos, snacks…). Curiosamente es más común enviarlos por correo o mensajería que darlos en mano. Las tiendas por estas fechas tienen ya preparada una sección de «O-seibo» para facilitar la elección, aunque también es común elegirlo por catálogo y enviarlo directamente al receptor:
Catálogo con ofertas específicas de Oseibo de la compañía Happy Drug
Para finalizar, me gustaría recordar otros elementos del año nuevo nipón que ya comentamos en años anteriores:
La última vez que fui a Okinawa, me acerqué con mi amigo Alain al Yonabaru Matsuri. Entre unas de las actividades que había allí nos destacó una competición de un arte marcial que, hasta entonces nos resultaba desconocido, ya que era similar al Judo pero era más rudimentario y tenía detalles que recordaban al sumo: resulto ser Okinawa Sumo (también conocido como sumo okinawense).
El combate se realiza sobre arena y, a diferencia del Sumo «convencional», el objetivo no es expulsar al oponente del perímetro, si no conseguir que toque el suelo con la espalda, para ello existen una serie de técnicas de agarre y llaves que hacen que nos recuerde al Judo, de hecho, la vestimenta de los competidores es muy similar al Judo-gi(Kimono que usan los judokas). Muchos diréis entonces si apenas se parece… ¿por qué se le llama «Sumo»?. Al parecer, por el sentido espiritual de este deporte, que más allá de concebirse como un espectáculo o una mera competición, nace como una ofrenda a los dioses, de ahí que los enfrentamientos se realicen durante los matsuri (que normalmente tienen su origen en peticiones u ofrendas de ámbito espiritual).
También se dice que el campo ha de ser de arena por que antiguamente se practicaba en las playas para que la arena amortiguara el impacto de las caidas. Otra curiosidad es que, se asume, que el origen de este deporte está en el Tegumi, una disciplina ancestral de lucha okinawense a la que también se le atribuye ser el origen del Karate (que también nació en Okinawa), por lo que estas dos artes marciales podrían ser hermanas. ¿Conocíais esta versión de sumo?
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