De nuevo, perdonad que tarde tanto en actualizar pero es que no paro, acabo de aterrizar de un viaje «relámpago» de negocios a Hong Kong y voy a aprovechar que estamos en plena primavera para hablar de uno de los rincones de Kyoto que más bellos están en esta época, aunque, a decir verdad, toda la ciudad está preciosa. Se trata del paseo del filósofo de Kyoto, un camino de unos dos kilómetros que bordea un canal que discurre entre cerezos, templos, santuarios y tiendas de recuerdos, dulces y artesanía.
El camino recibe su nombre en referencia a Kitarō Nishida, un célebre profesor de filosofía del siglo pasado que recorría este camino para inspirarse y meditar (su tumba puede visitarse en Kamakura). El camino comienza cerca del pabellón de plata, y acaba en el templo Eikando Zenrin-ji, aunque dicen que el filósofo continuaba su paseo hasta en el Nanzenji. Hacer este paseo es una delicia en cualquier época del año, pero las primeras semanas de Abril es sencillamente impresionante:
Estas semanas es cuando florece el cerezo y el camino deja de ser filosofía para convertirse en poesía. Y cuando los flore caen y bailan con el viento durante el sakura fubuki, el agua del canal se esconde tras el blanco de los pétalos que lo navegan, como si la propia naturaleza les dejara despedirse hasta el año siguiente de todo aquel que se pare a observarlos.
Hoy voy a hablar de una ciudad que se encuentra en el corazón de los Alpes Japoneses. Se trata de la ciudad de Takayama (高山), aunque muchas veces oiréis que se refieren a ella como Hida-Takayama, haciendo referencia a la zona en la que se encuentra (la región de Hida) ya que «Takayama» (a secas) podría dar lugar a confusión al ser un nombre muy común, de hecho, lo comparten varios pueblos, barrios y pedanías a lo largo y ancho de todo Japón.
La región de Hida es popular entre los japoneses por varias cosas, principalmente por su ternera que, junto con el buey de Kobe, es una de las denominaciones de origen del vacuno más valoradas del país nipón. Además, aquí se sirve de una forma muy auténtica, con Hoba Miso (朴葉味噌), es decir, servida cruda sobre una hoja de magnolia con el miso, setas (normalmente enoki) y cebollino (aunque puede haber otras variedades). Como veis en la fotografía bajo estas líneas, la hoja se coloca sobre una pequeña parrilla cerámica y cada uno se la cocina al gusto junto con el resto de ingredientes.
Además de por su gastronomía, esta región es también conocida por su nihonshu (o por el sake, como le solemos llamar en occidente). De hecho, las casas que tienen una bola de cañas de arroz en su puerta (como la de la imagen bajo estas líneas) son aquellas que tienen tradición de realización y venta de este producto, por lo que si entramos podremos degustar y adquirir diferentes tipos de vinos y licores típicamente nipones.
Con los factores descritos hasta ahora, como os imaginaréis, este era uno de mis rincones favoritos para perderme, relajarme, disfrutar de un buen onsen y darte a la buena comida y el buen beber. Actualmente, esta ciudad se ha hecho más popular entre los turistas y muchos japoneses de la zona (y extranjeros residentes) hemos optado por rincones cercanos pero no tan frecuentados por viajeros ocasionales, aunque he de reconocer, que Takayama tiene un «algo» que siempre te hace volver.
Quizá parte de ese «algo» que comentaba en el párrafo anterior sea la vida de los mercados matutinos (asa-ichi). Hay varios en distintos puntos del pueblo y se pueden visitar todas las mañanas (menos la de año nuevo) desde las 9am. Allí encontraremos gente local y otros que vienen de los alrededores para vender sus productos, pero también con ganas de conocer gente nueva y hablar con cualquier forastero (japonés o extranjero) que les pueda dar conversación para saciar su curiosidad sobre cómo es la vida en el lugar de donde vienes.
Otras de las cosas de esta ciudad sobre las que me gustaría hacer especial mención son dos grandes festivales de esta localidad, los Takayama Matsuri (高山祭): el de primavera (14 y 15 Abril) y el de otoño (9 y 10 de Octubre), donde se sacan por las calles unos carros muy ornamentados llamados yatai que datan del siglo XVII. No obstante, si no puedes ir en estas fechas y te interesa mucho este tema hay una especie de museo llamado Yatai Kaikan, donde las puedes ver el resto del año.
Si lo que os gusta son los templos, aunque en esta ciudad no hay ninguno especialmente espectacular, si que encontraremos varios que captarán nuestra atención. El más fácil de ubicar es el Hida kokubunji (en la imagen), ya que está en el centro de la ciudad y tiene una pagoda de 3 niveles.
Para finalizar comentar que, aunque hay muchas formas de llegar a Hida-Takayama, la más rápida probablemente sea ir hasta Nagoya y allí tomar el expreso rápido Hida Wide View de la compañía ferroviaria JR.
El Shinsekai es una de las zonas más «castizas» de Osaka
Ya regresé de mi escapada en la India y en breve escribiré un post respecto a mi experiencia allí, pero claro… me he encontrado con más de 1500 fotografías y me he dado cuenta de que me va a llevar un tiempo seleccionarlas, ordenarlas y procesarlas, así que ese post tendrá que esperar. Así que, para reanudar el blog, viendo el éxito de mis artículos de qué ver en un día en Nara o qué ver en Kyoto en un día usando los buses públicos, he decidido hacer lo propio con la que es mi ciudad favorita de Japón (y la que he elegido para vivir). Y, en un ataque de ingenio, he llamado a este post: «Qué ver en un día en Osaka«.
Esta visita está pensada para ser completada en un mismo día, así que podéis realizarla estando en Osaka o viniendo desde ciudades cercanas como Kobe o Kyoto. Suponiendo que lleguemos de estos lugares, nuestro punto de partida será la estación de JR Osaka (imagen sobre estas líneas), situado en el barrio de Umeda (¡Ojo!, no la confundáis con Shin-Osaka, la estación a la que llega el Shinkansen). Este barrio es uno de los puntos neurálgicos de la ciudad. Al salir de la estación seguro que os destacará un edificio: el Umeda Sky Bulding, que tiene un espléndido mirador 360 grados en la parte de arriba al que (si os apetece) podríais venir al atardecer antes de volver a vuestro punto de partida. Si prolongáis vuestro paseo por esta zona, recomiendo que también os acerquéis a echar un ojo al curioso edificio Gate Tower, famoso por estar atravesado por un carretera:
Tras visitar el barrio de Umeda y perdernos por el barrio financiero, sus calles comerciales y los shōtengai (galerías cubiertas), recomiendo visitar el espectacular Castillo de Osaka. Para ello, habría que tomar la línea circular de JR hasta la estación de Ōsaka-jō kōen y atravesar los jardines desde la parte de atrás hasta llegar al castillo. Tras ello, lo ideal sería salir por el lado opuesto y volver a tomar la línea circular en la estación de Morinomiya. Aquí os dejo un episodio de Japoneando, que grabé con mi amiga Lei, sobre este lugar.
Nuestro siguiente paso, nos llevará hasta la estación de Shin-Imamiya, desde la cual divisaremos el enorme edificio Abeno Harukas en la lejanía. Saliendo por la salida este, podéis dirigiros al distrito de Shinsekai, que alberga la torre Tsūtenkaku (通天閣). Una vez hayamos llegado a este barrio, aconsejo tomarse un descanso y comer uno de mis platos favoritos de la gastronomía japonesa: el kushikatsu, que además es algo típico de este lugar. En las cercanías también encontraremos tiendas de moda vintage, varios restaurantes de Fugu y hasta un enorme balneario, el Spa World.
Tras ello, recomiendo continuar en dirección norte hacia Namba, para lo cual, tendremos que atravesar Den-den Town, el barrio de la electrónica y la cultura «otaku» de esta ciudad, algo así como el equivalente a Akihabara en Tokyo, pero bastante más pequeño y sin tanto gentío. Aquí encontraremos Maid-café y multitud de tiendas de todo tipo dignas de ser vistas tranquilamente. No obstante, si no sois muy «frikis», podéis saltaros esta última parte e ir en JR o metro directamente a Namba.
Una vez allí, os recomiendo dar una vuelta por Namba Parks y perderos por los alrededores del Hozenji Yokochō y Amerikamura antes de acabar en Dōtombori (道頓堀), una de las zonas más marchosas de la ciudad, donde encontraréis bares, izakayas, restaurantes, karaokes y, por supuesto, el nuevo cartel de Glico. En esta zona también podréis tomar takoyaki del bueno, no obstante, si preferís un sitio más elegante y tranquilo para cenar, podéis volver a Umeda para tener una panorámica de la ciudad desde el mirador del Sky Building e ir después a cenar con unas buenas vistas.
Por supuesto, este itinerario es uno de los muchos que se pueden hacer en esta ciudad, quizá otras personas recomienden otro, ya que han quedado fuera del mismo lugares tan emblemáticos como el acuario de Osaka, el templo de Shitennō-ji (uno de los más antiguos del país), o Tsuruhashi (el barrio coreano). Tampoco he incluido visitas a los alrededores de la ciudad, como el castillo de Kishiwada o el Bampaku Kōen. Para acabar os dejo con el itinerario en GMaps para que os hagáis una composición de lugar:
Después del éxito de mis guías sobre qué ver en un día en Nara y qué ver en un día en Osaka, me he animado a hacer esta sobre Kyoto, con la particularidad de que el transporte que usaremos serán los autobuses municipales de la ciudad. Lo primero que me gustaría dejar claro, es que esta es una ruta que considero bastante optimizada basándome en experiencia y en mi humilde opinión, pero hay otras muchas que son igualmente válidas. Os recomiendo consultar esta breve guía de Kyoto y diseñar otras rutas que consideréis más adecuadas a vuestras necesidades.
Bonos del autobús municipal de Kyoto
Como os decía, esta ruta está pensada para moverse por Kyoto en autobús. Así que os recomiendo comprar bonos de autobús de un día como los que se ven en la fotografía sobre estas líneas) que por 500yenes (púlsese sobre la cantidad para ver el cambio actual a Euros) nos permite montar en todos los buses municipales que queráis durante un día (un solo trayecto ya nos cuesta 220yenes). La tarjeta se puede comprar en las oficinas de turismo, algunos hoteles e incluso dentro de los autobuses (aunque a muchos conductores se les agotan en seguida) y el día de validez empieza a contar una vez que utilizas la tarjeta por primera vez (al salir por la puerta delantera del vehículo se ha de pasar por una máquina que valida el billete).
Sobre estas líneas véis en un mapa la ruta que propongo hoy. Como era de suponer, el primer bus a tomar depende de nuestro punto de partida. Yo, en este caso, como lugar inicial la estación de JR de Kyoto, ya que servirá de referencia a los que lleguen en tren desde otros puntos del país y a los que se alojen en las cercanías de la misma. Justo frente a la estación está el intercambiador de autobuses, pues bien en la plataforma B, tomaremos el 101 o el 205, que tras 30minutos (dependiendo del tráfico) nos llevará hasta el Pabellón dorado o Kinkakuji (parada Kinkaku-ji michi).
Grulla posa frente al Kinkaku-ji
Tras visitarlo, tenemos dos opciones, o tomar el autobús 59 y acercarnos al Ryoan-ji (famoso por su jardín seco) y luego volver a incorporarnos a la ruta o, directamente, tomar el 12 hasta el castillo de Nijo (la parada en la que habría que bajarse es Nijo-jo mae. Tras visitarlo, andaremos un poco hacia el norte (dos cuadras) para tomar el autobús de la línea 204 para dirigirnos hasta el Santuario Heian o Heian Jingu (la parada correspondiente sería Okazaki-michi), popular por su gigantesto torii (el más grande del mundo), o seguir más adelante para visitar el paseo de la filosofía y el Pabellón de plata (la parada correspondiente sería Ginkaku-ji michi).
Pabellón de plata o Ginkakuji
Tras ello, tomaremos el autobús 100 hasta la parada de Kiyomizu-michi, desde la cual subiremos andando para visitar el Kiyomizudera y después volveremos a bajar al Yasaka-Jinja, dejamos estos dos templos en este orden para el final de la ruta por que cierran más tarde y de otra forma no nos daría tiempo a verlos todos. Si tras todas estas visitas os quedan energías, podéis ir paseando hasta Gion y el área de ocio de Pontocho y Shijo-Kawaramachi.
Atardece en el Kiyomizudera
El último autobús del día sería el que nos llevaría de de vuelta a la estación o a donde nos estemos alojando. Con esta ruta veréis en un solo día algunos de los puntos más significativos de Kyoto con el mínimo coste de transporte, pero es un día bastante duro (aunque factible). Para finalizar os dejo el mapa de rutas y autobuses municipales de la ciudad, lo podéis descargar pulsando aquí. Espero que este post os haya servido de ayuda. 🙂
Aunque ya no vivo allí, mucha gente que está preparando sus viajes a Japón todavía me pregunta sobre qué recomiendo ver en Nara en un día de visita, ya que saben que residí en las afueras de esta monumental ciudad bastante años. La respuesta no es fácil, ya que hay mil cosas que ver, no obstante, en mis guías por Japón en español suelo hacer un recorrido que en un día, nos permitirá disfrutar lo más esencial.
El itinerario parte de las estaciones de tren y hace un recorrido más o menos circular que incluye varias paradas como el Kōfuku-ji (y el popular Nan-en-do), el Parque de Nara, el museo nacional, el Todaiji (donde se alberga el gran Buda de Nara) o el santuario Kasuga Taisha. El camino de ida está marcado en negro, el de regreso, en rojo, y también hay un desvío opcional para ver el Jardín Japonés Isuien marcado en color púrpura. La siguiente fotografía corresponde a el estanque Sagi (鷺池), también incluido en el itinerario:
Evidentemente, en un día no se puede ver todo, he dejado fuera bellezas como el Hannya-ji o el Yakushi-ji, o barrios como el de Naramachi. Pero tenía que optimizar el recorrido de alguna forma y creo que esta es la mejor forma, aunque podéis agregar unos lugares u otros según los gustos de cada uno. Aquí tenéis el recorrido en Google Maps:
Ryokan y Minshuku son los alojamientos tradicionales japoneses y, aunque los más antiguos datan de la edad media japonesa, su desarrollo principal fue a partir de la decisión de Tokugawa Ieyasu de mover la capital de Kyoto a Edo (la actual Tokyo), ya que este cambio provocó un gran trasiego no solo de poderes, si no también de personas y mercancías entre las dos ciudades, un trasiego que aún continua, aunque de forma muy distinta. Este tráfico se concentró en dos grandes rutas, una que iba entre las montañas (la ruta Nakasendō) y otra que iba siguiendo el litoral oriental de la isla de Honshu (la ruta Tōkaidō que es la que, más o menos, sigue actualmente el Shinkansen). Es por eso que en estas rutas (mayormente, aunque también en muchas otras) empiezan a surgir estos establecimientos para cubrir la demanda de hospedaje de los viajeros.
Mapa con la ruta Nakasendō (en azul) y la ruta Tōkaidō (en rojo).
Hay diversos tipos de alojamientos de este estilo, los hay perdidos en la naturaleza, pero también los hay en las ciudades japonesas más grandes. No obstante, tienen una serie de puntos en común que los definen: – Hay que descalzarse a la entrada, dentro de ellos solo se puede ir descalzo o con surippa. – La ropa de calle se usa para entrar y salir, en el interior del alojamiento se viste un yukata. – El suelo de las habitaciones es de tatami y en general, siguen la estructura de una casa tradicional japonesa. – Se duerme en futones y no en camas. – Es un lugar preparado para el descanso por lo que la limpieza y el silencio son dos factores esenciales. – En los alojamientos realmente tradicionales, el baño (que son similares a este que grabé en este vídeo) es compartido entre los huéspedes, aunque algunos se han adaptado al turismo extranjero y han habilitado habitaciones con duchas privadas.
Pequeño baño tradicional en un Minshuku de los Alpes Japoneses
Tradicionalmente, al ser un lugar para que pernoctaran los viajeros, solo se ofrecía la posibilidad quedarse en régimen de media pensión (incluyendo también la cena y el desayuno), aunque actualmente muchos también ofrecen la posibilidad de «Alojamiento y desayuno» o «solo alojamiento». No obstante, recomiendo disfrutar la comida de este tipo de sitios, es un pequeño lujo que tenemos que darnos y así probar la comida tradicional japonesa preparada de la manera más cuidada.
Cena tradicional japonesa (de invierno) en este tipo de alojamientos
Para finalizar me gustaría indicar la principal diferencia entre Ryokan y Minshuku. Yo al principio pensé que la única distinción era el tamaño, pero me desconcertó que después fui a pequeños ryokanes urbanos y minshuku bastante grandes de varias plantas, así que la última vez que me hospedé en uno de ellos, pregunté al dueño. No contento con su respuesta, volví a preguntar en otro alojamiento similar y la respuesta fue la misma, por último en una oficina de turismo lo volvieron a corroborar: la diferencia es que en el ryokan te preparan los futones en el momento de ir a dormir y en el minshuku no, has de preparartelos tu mismo. ¿Extraña respuesta, verdad? Supongo que ahora entendéis la causa por la que pregunté en varias ocasiones.
Futones, almohadas y edredones en el armario de un Minshuku
Si te pones a pensarlo, tiene su lógica, ya que los minshuku surgen por la necesidad de alojamientos en pequeñas poblaciones en las que no había ryokanes (o en las que estos no daban a basto para cubrir la demanda de viajeros) y, en realidad eran casas familiares que alquilaban sus habitaciones libres (por noches) a los viajeros. Antiguamente también había diferencia en la calidad y cantidad de comida que se servía (la del minshuku era más humilde), pero actualmente es más difícil emplear este factor como elemento de distinción.
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