En las próximas semanas os hablaré de los sitios que hemos visitado e iré mostrando más videos que vayamos publicando, ya que el viaje no fueron solo festivales si no que también hubo gastronomía y naturaleza. No obstante, de momento os dejo con este primer video. Os recomiendo ponerlo en pantalla completa y disfrutar de las imágenes sin perder detalle. ¡Esperamos que os guste! 🙂
ACTUALIZACIÓN: Si te ha gustado el vídeo, puedes ver la continuación de esta aventura pulsando aquí.
Estos últimos días de Mayo son los mejores para asistir al Fuji Shibazakura Matsuri, un evento que cuyos protagonistas, como su propio nombre indica, son el Monte Fuji, y el Shibazakura (芝桜), una palabra que literalmente significa «cesped de sakura» (shiba, 芝, significa césped). En este caso sakura, no se refiere al cerezo, si no a un tipo de plantas de flores de la misma especie, las Polemoniaceae.
El año pasado por estas fechas tuve la oportunidad de asistir y, aunque no era la primera vez que iba, si fue una de las más divertidas. Además del jardín, ponen puestecillos de comida y bebida, incluso había una zona con agua termal para remojarse los pies mientras se observa el Monte Fuji. Acceder solo costaba 200yenes (pulsa sobre la cantidad para ver el cambio en Euros), así que no me lo pensé y me metí. Fue allí donde grabé este vine tan cantarín. xD
El recinto al que se accede está delimitado y tiene dos puertas de acceso, la entrada cuesta 600yenes y, si bien no es una visita que considere imprescindible, si tenéis tiempo, la meteorología acompaña y estáis en los alrededores de Tokyo durante las últimas semanas de mayo, quizá podáis acercaros. El único inconveniente es que se tarda bastante tiempo en llegar y una vez aquí no hay mucho que hacer (además de comer, beber y ver el Fuji, claro). En el siguiente párrafo explico con algo más de detalle cómo acceder a esta zona.
Si estáis viajando por Japón, con el JR Pass, una posibilidad sería ir en Shinkansen hasta la estación de Shin-Fuji, y allí tomar el autobús habilitado para acceder al recinto desde la estación (son unos 45 minutos de recorrido). Otra opción sería llegar hasta Otsuki en JR, allí transbordar a la línea Fuji Kyuko que nos llevará hasta la estación de Kawaguchi-ko, desde la cual salen autobuses cada hora (a veces dos cada hora) que nos dejarán en el recinto tras un recorrido de unos 30 minutos.
Si vivís en Japón o no tenéis JR pass, quizá lo mejor es que se tomen uno de los autobuses que salen desde diferentes puntos de las prefecturas de Tokyo y Kanagawa. Si precisáis de más información podéis visitar la web oficial del evento en inglés. Para terminar, me gustaría dejaros con algunas fotografías más que tomé durante el evento:
El Dai Chōchin Matsuri (大提灯祭り) es un festival de los muchos que se dan en la época estival japonesa. Este es especialmente visual y colorista, uno de esos que se dan en barriadas y pequeños pueblos y que enamoran al visitarlos. No es un festival muy conocido y en eso reside su magia, se celebra mediados de Julio y Agosto en las afueras de la ciudad de Nishio, cerca de Nagoya.
El festival tiene lugar en el santuario Sintoísta de Suwa Jinja. Para llegar hasta allí hay que tomar un tren de la línea Meitetsu y luego un autobús. Tras ello, no hacen faltan muchas indicaciones, solo tendremos que andar un poco hasta encontrar los típicos puestos o Yatai (véase la imagen superior), siguiendo el camino de tiendas y de gente en yukata pronto llegaremos al lugar adecuado. 😉
Su nombre significa literalmente «el festival de los grandes faroles«, ya que Dai(大) significa grande y chōchin (提灯) se refiere a los farolillos de papel ilustrados (al estilo de China, de hecho son originarios de allí). ¡OJO! Esta palabra se lee con «O» larga, es decir, no se lee «chochín» ni es el festival de los grandes chochines. XD
Si cae en día de diario, como fue mi caso, el ambiente es genial, por que no está saturado de gente y, sobre todo, se ven familias y gente joven. Me hizo gracia cómo las chiquillas se saludan entre ellas, diciendo lo bonitas que son las yukatas (kimonos de verano) de unas y otras, pero cuando vino un grupo de ellas con ropa de calle, también empezaron a decir 可愛いね!(kawaiine), en plan… «¡Que monas qué vaaaais!» y se pusieron a hacerlas fotos. Yo me partía… aquí todo vale… xD
Todo esto es el previo, ya que el momento álgido del festival viene con el anochecer, cuando se iluminan los farolillos. Durante toda la tarde, el personal responsable abre los faroles y permite a la gente que se asome a ellos (sin entrar), pero con el atardecer meten unos farolillos más pequeños dentro de los grandes para iluminarlos levemente, lo suficiente para mantener a los espíritus malignos alejados, ya que ese es el motivo de este festival.
Según la leyenda, hace ya más de cuatro siglos que los espíritus malignos del mar empezaron a entrar cada otoño a las tierras cercanas desde la bahía de Mikawa para robar y saquear las cosechas, arrasando con todo lo que se cruzaban. Finalmente, los campesinos, se reunieron en el santuario de Suwa y oraron para ahuyentar a los demonios. La solución que se les dió fue que, si hacían faroles lo más grandes que pudieran y los iluminaban ciertos días del verano al atardecer, en el otoño ningún espíritu malvado les molestaría.
Y así fue… desde entonces, cada verano desde hace más de 400 años, la tenue luz que titila en el interior de los grandes faroles manteniene a los demonios del mar alejados y al pueblo unido en una fiesta llena de colores…
El mes pasado tuve la posibilidad de ir con un amigo al Sanja Matsuri de Asakusa, uno de los tres festivales más importantes de Tokyo. Se celebra el tercer fin de semana de Mayo en el templo Sensō-ji, que lo organiza junto con los vecinos del barrio de Asakusa. Y aunque cada vez viene más gente a verlo, merece la pena porque es muy visual.
La palabra Sanja (三社) significa literalmente «tres santuarios», ya que todo gira en torno a tres mikoshi principales. Los mikoshi son pequeños santuarios (o altares) portátiles que la gente lleva a hombros como si fuera una procesión (véase la fotografía sobre estas líneas). Estos en concreto están dedicados a los tres fundadores del templo.
Según la leyenda, dos hermanos que estaban pescando, Hinokuma Hamanari y Hinokuma Takenari, encontraron una estatuilla de la diosa Kannon al recoger sus redes una mañana de marzo del año 628. Uno de los señores con más influencia del lugar, Hajino Nakatomo, les explicó de quién era la estatua e instruyó a los pescadores sobre el budismo.
Fue entonces cuando decidieron hacer un pequeño santuario para la reliquia y, de esta manera, se convirtieron en los fundadores del templo. Se supone que sus espíritus aún residen en él, lo que no se es si se les considera dioses o no llegan a tal grado. El caso es que esta fiesta está dedicada a ellos como agradecimiento.
Aunque son 3 los mikoshi principales del festival, durante los desfiles, llamados Daigyōretsu (大行列), veremos pasar decenas de ellos pertenecientes a diferentes agrupaciones (parecidos a las peñas o cuadrillas de los pueblos en España). Algunos son llevados por niños, ya que detrás del evento multitudinario, hay una celebración familiar para los vecinos del distrito.
Aunque lo más conocido del festival son los desfiles y los gritos de ánimo mezclados con la música de los taiko y los Shakuhachi, hay varias celebraciones religiosas y rituales a lo largo del fin de semana, ya que no hay que olvidar que el origen de esta festividad es religioso.
Aunque había mucha gente y en algunos momentos puede resultar agobiante, se pueden hacer pequeños descansos visitando las tiendas de los alrededores (muchas de ellas sacan mesas al exterior para mostrar sus productos a curiosos y visitantes) o simplemente tomar algo en los típicos yatai (puestecillos) de comida, refrescos y kakigori (raspados de hielo con sirope):
Para acabar me gustaría dejar algunos datos curiosos sobre este festival. Para empezar, es una de las escasas ocasiones en las que se pliegan los grandes farolillos (chōchin) del templo para que puedan pasar los mikoshi ( como podemos ver en la imagen inferior). También durante este evento, es uno de los pocos momentos en los que los yakuza (la mafia japonesa) pueden mostrar sus tatuajes, tal y como podemos ver en esta fotografía de la Wikipedia, aunque este año no vi ninguno. Para finalizar, comentar que es posible ver Geisha y Maiko por los alrededores, ya que durante los días del festival hacen actuaciones (que requieren reserva de entradas).
Ya os hablé de Kishiwada, una ciudad perteneciente a la prefectura de Osaka, cuando visité su castillo (aquí tenéis su ubicación en GMaps). Lo que no os dije es que en Septiembre, se celebra aquí uno de los matsuri (fiestas populares japonesas) más conocidos de la zona: el Kishiwada Danjiri Matsuri (岸和田だんじり祭). La fiesta es realmente espectacular y las fotografías no le hacen justicia, a continuación os describo en que consiste.
El nombre de este festival: «Danjiri» hace alusión a los carros de madera que véis en las imágenes. Tienen forma de santuario Shinto y tienen muchos adornos y detalles (podéis verlo en detalle bajo estas líneas). Lo más divertido es que cada danjiri pertenece a una hermandad (gremio, cofradía, o como queráis llamarlo) que los cuidan, los mantienen, los adornan y se ocupan de que reciban las bendiciones shintoístas necesarias antes de cada matsuri.
Estos «equipos» se identifican por un símbolo (que suele ser una especie de «logo» conteniendo los kanjis de su nombre, que suele ser el de la barriada a la que pertenecen) que lucen en sus happi, estandartes, camisetas e incluso en el pelo o pintado en la cara. Por ejemplo, en la foto abajo vemos al equipo del barrio de Gokenya tomando un descanso. El nombre del barrio en kanji: 五軒屋町, se puede leer en los banderines del danjiri y su logo es un gran «GO»(五) negro con borde blanco sobre un fondo rojo.
Esto es lo que hace que este festival sea tan emocionante, además de que es muy visual y tiene un trasfondo espiritual, también es una competición amistosa entre los diferentes «equipos», como si de un duelo de lo que en España llamamos «peñas» se tratase, pero siempre en un ambiente sano y festivo. Otro elemento que quería resaltar es el de los peinados:
Fijáos en estas simpáticas chicas, que son parte de lo que se llama la facción joven (en japonés, waka gashira = 若頭) del mismo equipo de antes, el Gokenya (podemos ver que lucen el símbolo en la solapa). Sus peinados son muy elaborados con trenzas y recogidos. Todas las chicas (sobre todo las jóvenes), independientemente de la agrupación a la que pertenezcan llevan este tipo de peinados durante los días de festival, aunque es posible que algunos equipos tengan algún elemento identificativo en el pelo. Aquí podéis ver un detalle desde atrás:
Se cree, que el origen de este festival se remonta a hace 300 años cuando los señor de Kishiwada peregrinaban al famoso santuario de Fushimi Inari Taisha para pedir por las cosechas. Lo que no tengo muy claro es como esto deriva en un desfile de danjiris a toda velocidad, y es que, esto más que una «procesión» es una carrera en la que el danjiri es llevado por decenas de personas que tiran de una cuerda (de unos 100m. de longitud) a la máxima velocidad que pueden:
Los que tiran de la cuerda son los Kumi (組) y, sobre el danjiri, están los líderes de las peñas que bailan y saltan sobre el danjiri, gritando y agitando los uchiwa (abanicos japoneses). La velocidad que llegan a alcanzar los danjiris hace que a veces se pierda el control del mismo, hasta el punto de que se daña el mobiliario urbano, o se cae la gente que hay sobre ellos, provocando, en algunas ocasiones, contusiones graves o incluso la muerte de algún desafortunado.
Lo más espectacular es cómo toman las curvas, es más, hay veces que imágenes de este momento sale en los noticieros. El jurado que premia los mejores danjiris cada año se sitúa en una esquina del recorrido y puntúan a los diferentes equipos según la velocidad y la destreza con la que tomen esa curva concreta, lo que implica que en ese punto los participantes lo dan todo, de ahí que muchos establecimientos ubicados en ese cruce se hagan un seguro que les cubra contra «colisiones de danjiri».
Este festival se celebra una vez en Septiembre (que es cuando yo fui) y otra vez en Octubre, aunque con menos danjiris y con menos gente. No obstante, la ciudad tiene muy buen ambiente y multiples puestecillos en ambas ocasiones. Este festival se suele celebrar el fin de semana anterior al Día del Respeto a los Mayores. Para terminar me gustaría mostrar algunas fotos que tomé el mes pasado cuando asistí a este festival, no obstante, si queréis ver más, aquí tenéis este álbum de mi flickr:
El equipo del distrito central en su momento álgido
Hace unos 3 meses, coincidiendo con unos días que en los que fui a relajarme al Japón rural, visité un pequeño festival en la localidad de Wazuka, en un área de la prefectura de Kyoto especialmente famosa en todo el país por su té verde. El evento se publicitó en inglés como el Teatopia Matsuri, aunque su nombre oficial en japonés era Chagenkyou (茶源郷).
El evento se celebraba entre los extensos campos de té (podéis verlos en la fotografía superior), el marco era incomparable y consistía en pequeños puestos daban a probar y vendían té y todo tipo de utensilios relacionados. Algunos de ellos, tan finamente acabados que me recordaron a la feria de artesanía de la madera de Nagiso.
También, había puestos con productos de la tierra, recuerdo un señor con varias botellas de Nihonshu (lo que nosotros conocemos como sake japonés) que te daba a probar normalmente un chupito, pero que a mi me dijo que si no iba a conducir que me llenaba los vasos… así desde por la mañana y a estómago vacío. XD
Otros puestos, estaban dedicados a los niños, hacían juegos, talleres, etc. Me parece una gran idea para que ellos también estén entretenidos y disfruten del festival ya que quizá, este tipo de matsuri podría resultar aburrido para ellos. Esta foto me encanta… he decidido llamarla «Buscando inspiración» 😛
También, como en todo matsuri que se precie, había puestos de la comida habitual de este tipo de eventos: yakitori, yakisoba, etc.. aunque destacaban los de comida temática de té: Cha-udón, Cha-soba, hamburguesas con té, etc… Al final compramos un poco de todo para probar.
En el recinto, en vez de usar yenes había que comprar unos vales en unas casetas especiales con los que, después, se compraban las cosas. Las hamburguesas de té, además de estar buenísimas, eran despachadas en una camioneta que me recordó al Sasebo-móvil. Estuve un rato hablando con los dependientes, que eran jóvenes y muy enrollados.
Fue un evento bastante curioso y divertido, aunque yo bebo té en Japón, no soy un entendido del tema, pero estoy seguro que a los amantes del té les hubiera encantado y lo hubieran disfrutado mucho más que yo. Para acabar el post me gustaría dejaros fotografías de algunas de las personas que me crucé en el matsuri:
美味しいですか?
Seleccionando el té
Dándole al molinillo
El típico puesto de Yakisoba que hay en los matsuri
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