Con tanta agitación con la que estamos viviendo en estos momentos, casi se me olvida que un día como este pero de hace 12 años comencé este humilde blog con con esta entrada la simple misión de contar a mis familiares y amigos mi nueva vida en Japón. Era la víspera de mi partida a una nueva vida, una estancia como investigador que, inicialmente duraría dos años y bueno… de momento van unos cuantos más. El resto de la historia ya la sabéis.
Feliz de la vida junto a las Torres Petronas, en Kuala Lumpur
Así que, me he decidido a escribir este post después de tener el blog inactivo durante casi 6 meses (aunque he seguido a tope en mi instagram, no os penséis), pero es que 12 años de bitácora, no se cumplen todos los días y a este blog le debo mucho para más os debo a vosotros. Ya que, si hay alguien al que le debo agradecer que esta bitácora aún permanezca abierta, es a todos vosotros, que lo mantenéis vivo, a través de vuestras visitas y comentarios. Un año más: GRACIAS.
Y, bueno, Como conclusión para cerrar esta entrada, si tuviera que definir este año, lo caracterizaría por ser el año en el que (por fin) he podido dar una oportunidad a otras personas (como la que a mi me dieron en su momento) de poder venir a vivir a Japón. Concretamente a los nuevos miembros del equipo de Viajar Por Asia (la pequeña familia crece) a los que les deseo lo mejor en esta nueva etapa de su vida en un país totalmente distinto al nuestro de origen.
Hoy se cumplen 11 años desde que abrí este blog y me gustaría hacer una breve entrada a hablando del blog y del momento que estoy viviendo actualmente. Lo primero, sería confesar que me parece mentira que ya hayamos llegado al undécimo AniBLOGsario de esta bitácora.
Cuando lo empecé con este post solo quería tener un medio para que mis familiares y amigos supieran de mis aventuras y pudieran ver todo lo que yo veo (y cómo lo vivía). Sin darme cuenta, poco a poco, por esta ventanita que abrí al mundo, empezó a mirar más y más gente, que se convertía en partícipe de mis aventuras y/o aprovechaba las experiencias que yo iba compartiendo para venir a Japón a crear la suya propia.
Todo surgía de una manera espontánea, sin buscar nada a cambio y durante los primeros años, gracias al blog, conocí a gente muy interesante, muchos de ellos se han convertido en grandes amigos a los que les debo mucho.
Poco a poco el entorno de los blogs personales se hacía más y más «artificial» y con el paso de los años decidí volver a mis orígenes y, aunque apenas puedo actualizar el blog por falta de tiempo, este rincón vuelve a ser algo mío, casi íntimo.
Respecto a mi vida profesional, la empresa que fundé en Tokyo: Viajar Por Asia, crece demasiado rápido. Ya somos un equipo de media docena de personas y cada vez nos abrimos a más destinos. Trabajar para que todo este proyecto salga bien es en lo que invierto casi todas mis horas, aunque espero algún día retomar Japoneando, que es mi espinita clavada ya desde hace algunos años.
A nivel personal me encuentro mejor que nunca: los años de lucha y esfuerzo dan cada vez más fruto y he encontrado en mi trabajo un proyecto que me llena y me apasiona. Además me acompaña en el mismo gente magnífica y me siento muy afortunado.
Para finalizar, solo me queda agradeceros a todos (los que me leéis por primera vez y los que lleváis 11 años aguantándome) vuestro apoyo, que quizá no se vea, pero se siente, y es lo que mantiene este blog vivo. ¡GRACIAS! 🙂
Si todavía no he escrito un post comentando mis propósitos para este año es por que me gustaría, antes de hablar de nuevos proyectos (o más bien crecimiento de los que ya tengo entre manos) hacer un resumen de mi 2015. Por supuesto, tal y como hice en 2011, 2012, 2013 y 2014, en ves de aburriros con un montón de texto, voy a resumir mi 2015 en 12 fotos (una por mes):
ENERO: Comencé el año asistiendo a dos eventos viajeros FITUR, la feria de turismo de Madrid, y al BirraTour 2015, un evento cervecero organizado por Madrid TB y Mochileros TV (por cierto, muchas gracias por la foto), en el que pude reencontrarme con otros amigos de la comunidad viajera española. Esto de vivir tan lejos, hace que momentos como estos haya que aprovecharlos al máximo.
FEBRERO: En febrero volví a Japón y me puse a trabajar inmediatamente en la optimización y consolidación de mi proyecto «Viajar por Asia«, aprendiendo de la experiencia de años anteriores y centrándome en la escalabilidad del mismo, que era mi asignatura pendiente.
MARZO: En Marzo comenzó la temporada fuerte de guías y la verdad es que es la parte de mi trabajo que más me gusta. Aunque es sacrificado físicamente, las experiencias que vives en cada viaje no tienen precio. En la foto estoy en un puqueño templo de Nagano, un negocio familiar. La mujer que me acompaña es la dueña que, a la vez, lo heredó de sus padres. Le hizo tanta ilusión que un extranjero le preguntara sobre la historia del templo que quiso hacerse una foto conmigo y me regaló un amuleto.
ABRIL: Bueno, como todos los años, el protagonista del mes de Abril es el Hanami, la celebración del florecimiento del cerezo (que en este mes llega a su esplendor). De ahí que sea una de las temporadas más demandadas para visitar Japón. Este año no ha sido menos y, aunque tarde, publiqué aquí algunas fotos de la flor del cerezo tomadas en diferentes lugares del territorio nipón.
MAYO: En Mayo, aprovechando que bajó el volumen de trabajo, decidí irme unos días a Filipinas. Fue un viaje mitad de placer, mitad de trabajo en realidad, puesto que también fui a prospeccionar destinos y hoteles, pero me sirvió para cambiar de aires y volver con las pilas cargadas para afrontar la campaña de verano.
JUNIO: Del mes de Junio, lo más destacable es, por supuesto, mi cumpleaños. La foto es de la celebración del mismo en Osaka. El resto de mes fue un mes de trabajo que transcurrió sin pena ni gloria.
JULIO: Durante el mes de Julio, aprovechando mis ratos libres en el trabajo comencé un proyecto audiovisual con un grupo de pole dancers japonesas con base en la ciudad de Kobe. Es un proyecto muy interesante que me tuvo varios días de este mes preparando localizaciones y haciendo fotos/vídeos. Espero ir sacando tiempo para poder avanzarlo.
AGOSTO: Aunque en el blog no lo conté hasta bastante después, Agosto, fue un mes bastante importante, ya que un hecho cambiaría la perspectiva desde la que veo Japón: tras haber vivido casi 10 años en la región de Kansai, decidí dar el paso de venir a vivir a Tokyo. Y, aunque estoy en un barrio que me encanta, no puedo evitar extrañar a mi querida Osaka.
SEPTIEMBRE: En Septiembre me pude hacer otra breve escapadita, pero esta vez, fue a España, no fueron ni dos semanas pero fue un viaje que me ayudó bastante. Aproveché mi estancia para visitar San Sebastián, un lugar que tenía muchas ganas de conocer desde hace tiempo. Por cierto… ¡Me encantó en todos los aspectos!
OCTUBRE: Durante este mes continué con los viajes, y gracias a uno de ellos tuve la oportunidad de asistir al Doburoku Matsuri, un festival lleno de colorido y alegría en el que acaban sirviendo este tipo de sake tan peculiar a todos los asistentes al santuario.
NOVIEMBRE: A finales de noviembre hice un viaje que llevaba mucho tiempo deseando hacer: después de 4 años pude volver a Vietnam, esta vez para recorrerlo de norte a sur. Al igual que en el caso de Filipinas fue mitad placer, mitad trabajo, pero fue algo que realmente necesitaba hacer para poder seguir haciendo crecer el proyecto.
DICIEMBRE: No pudo haber mejor manera de acabar el año que volviendo a España por navidad, pero además, como un señor: volando en clase business con Turkish Airlines. ¡Si ya volar en económica con Turkish Airlines es cómodo, imaginad volar este pedazo de upgrade! 😉
Estas han sido mis 12 fotos para los 12 meses del 2015. Espero que os hayan gustado.
Como muchos ya sabéis, estos días en encuentro en España. Aunque más de una vez me ha tocado pasar las navidades lejos de casa o he acabado pasando la nochevieja en Filipinas, siempre intento venir a España en estas fechas para disfrutar de la compañía de familiares y amigos. Pero hoy no voy a hablar mi estancia si no de mi viaje, ya que, tuve la oportunidad de volar en business class con Turkish Airlines desde Osaka hasta Madrid y me gustaría contar mi experiencia.
La fotografía que encabeza este post es del asiento que pude disfrutar, es de estos que tienen diferentes posiciones y se hacen cama, por lo que (a no ser que seas muy alto) puedes ir durmiendo cómodamente durante el vuelo y, para dormilones como yo, esto es un auténtico lujo. Pero además de la comodidad me gustaría destacar la comida, ya que que, como bien sabéis por mi instagram, soy muy dado al buen yantar y esto es otro de los aspectos que marca la diferencia (aunque en la clase económica se come bastante bien).
Para la cena había varios platos para elegir, yo elegí de entrante hummus, ensalada de berenjena, tabbouleh acompañado de pimiento, queso blanco y pollo y sopa de calabaza. De plato principal opté por el lenguado con verduras acompañado de un poco de tofu y arroz. Y de postre fruta fresca:
Para el desayuno también te ofrecen un menú que fui rellenando entre que jugaba a los jueguecitos y me veía alguna que otra película del amplio sistema de entretenimiento. Aproveché para ver Girls Step y la última de los Minions. El tamaño de la pantalla y la calidad del sonido que ya de por sí en económica es buena, en business ya ni os cuento. Tras haber rellenado el menú lo entregué al personal de a bordo y me eché una siestecita.
De entrante yogur, queso y fruta (se nota que en Japón la fruta es escasa y cara, por eso la elegí en todas las comidas) y de plato principal tortilla de aguacate y tomate, acompañada de champiñones y pimientos al grill. Por supuesto, el zumo de naranja natural y el café con leche, tampoco pueden faltar, que si no, no me espabilo. Y, bueno, os dejo con las fotografías del desayuno y prometo ya no hablar de comida en el resto del artículo:
Otro de los privilegios de ir en business es el poder disfrutar de forma gratuita de los lounges o salas VIP de los aeropuertos. Lo cual nos permite descansar cómodamente en la escala, adelantar trabajo, seguir comiendo o bebiendo (si alguien aún tiene espacio, claro…), leer un libro, jugar al billar con los compañeros de viaje o incluso darse una ducha antes de tomar el siguiente vuelo. El lounge de Turkish Airlines en Estambul, más allá de todos los servicios que ofrece es fabuloso en todos los aspectos, siendo uno de los mejores en los que estado en mi vida, con una superficie de casi 6000 metros cuadrados repartidos en dos plantas:
Bueno, y con esto acabaría este resumen de mi experiencia. Creo que lo he explicado de forma bastante completa sin dejarme nada en el tintero, pero si, aún así, tenéis alguna duda podéis preguntar en los comentarios de esta entrada o contactarme en mi twitter. Para finalizar me gustaría desearos a todos unas felices fiestas y que, estéis donde estéis, tengáis unos días fabulosos y, sobre todo, muy felices. Os iré contando nuevas aventuras viajeras durante los próximos días.
Este post es simplemente para comentarios el viaje que comenzaré la semana que viene, un viaje por Vietnam de norte a sur, no solo por volver a visitar esta país, que me encanta, si no por que será uno de los próximos destinos que introduciremos el año que viene en nuestra empresa de turismo alternativo viajarpor.asia y estoy deseando mostrarlo con tanta pasión como hago en los viajes a Japón.
Será un viaje que me servirá para cambiar de aires aunque sea un viaje de trabajo ya que espero cerrar varios acuerdos de colaboración con hoteles y empresas que me servirán de apoyo local en la zona. También aprovecharé para prospeccionar la zona y terminar de definir el itinerario definitivo. Os mantendré informados por aquí. 😉
Muchos de los que me conocéis ya lo sabíais, para el resto, esta era una noticia que tenía que dar: hace unos meses que dejé Osaka y comencé a vivir en Tokyo. Ya sabéis que siempre he sido un defensor de la región de Kansai y que, en los diez años que he vivido en este país, han sido ciudades como Osaka o Nara las que me han visto despertarme cada mañana. Vivir en la capital nipona nunca me había hecho ilusión. La gente y su forma de entender la vida urbana es muy diferente en las distintas regiones y si bien, todas tienen puntos positivos y negativos, yo ya tenía bien clara mi preferencia.
No obstante, hay veces que hay decisiones inevitables que uno tiene que tomar, ocasiones en las que sabes que tu lugar ha cambiado y que tienes que seguir el camino que has ido definiendo con tus anteriores pasos y eso me ha traído a mudarme. Una de las cosas más positivas que he encontrado a este cambio es que (dentro de unos años) podré hacer una comparación justa entre las regiones Kantō y en Kansai, ya que habré vivido lo suficiente en ambas. Otra de las cosas positivas es el barrio que he encontrado para vivir, ya que me costaba encajar en todos los lugares que me habían enseñado hasta ahora.
Algunos, probablemente, al leer un título como el de este en post esperarían postales de lugares emblemáticos, cruces vestidos de neones o rascacielos reflejando el azul del cielo, pero no es el caso. Yo tenía muy claro que quería vivir en una zona tranquila, con el estilo de vida de un barrio pequeño en el que la gente se dice «¡Buenos días!» y se llama por su nombre. Pero también tenía claro que tendría que estar bien comunicado con el aeropuerto, las estaciones de tren bala (para poder moverme por todo el país) y, por supuesto, los puntos neurálgicos de la ciudad.
Así que finalmente encontré mi hueco, un apartamento sin pretensiones, pero situado a menos de 5 minutos de la estación ferroviaria. Una estación por la que pasa el Narita Express y desde la que, en apenas 10 minutos, puedo llegar a Shinagawa para tomar el tren bala. De la misma manera tardo 20 minutos en llegar a lugares como Shibuya o Shinjuku sin necesidad de hacer transbordo. Además es un barrio con mucho encanto como podéis ver en las fotografías que acompañan a este artículo.
Como se puede observar, es un barrio de suelo adoquinado, sin apenas coches y con mucha bici. Con cafeterías con terraza y fruterías que hacen chaflán. Con peluquerías donde también afeitan a navaja y tiendas pequeñitas en las que venden de todo. También hay muchos bares y restaurantes de todo tipo (dos de ellos «bares de tapas españoles», o así se autodenominan ellos) y como no puede faltar en toda barriada, tenemos un pachinko y hasta pequeñas sucursales bancarias de las entidades más comunes, entre ellas una de la caja postal japonesa, que también nos hace de estafeta de correos.
También hay una panadería cerca de casa que hace pan como el de Europa, aunque hay que consumirlo en el acto porque en cuestión de un par de horas se reblandece y se convierte en chicle. Hay clínicas y parques, supermercados y tiendas de conveniencia («convini» para los amigos), pero lo que más me gusta es que los vecinos (o, al menos, una parte de ellos se conocen y se saludan). Aunque paro poco por casa, viva donde viva, a veces es bueno tener un punto de referencia aunque solo sea para dejar descansar la maleta entre viaje y viaje… ¿No creéis? 😉
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